Cuando los desaciertos vienen dados por nuestra falta de confianza

No hay ocupación, profesión o tarea que ejercite cualquier persona en su actividad diaria que no necesite de una habilidad o entereza para desempeñarla con efectividad y eficacia. Unas acciones que busquen un resultado positivo con actitudes y decisiones adecuadas, independientemente del ámbito en que se ejecuten (laboral, personal, deporte, sociedad). No obstante para que lleguen a buen puerto, se concreten y materialicen se han de tener unas condiciones propicias para que terminen, se lleven a cabo y no caigan en el desacierto, el error y la equivocación. Estamos hablando de la confianza como esperanza de creencia y decisión. Por ello, podríamos poner en consideración las siguientes reflexiones: ¿qué pasa si las acciones que realizamos cotidianamente no se desarrollan de la forma adecuada y conveniente? ¿Qué pasa si no tenemos el valor de la confianza en tomar decisiones por miedo a equivocarnos? ¿Qué pasa si no tenemos el valor como virtud y coraje ante las dificultades y los problemas que se nos presentan? ¿Qué pasa si perdemos el ánimo como fuerza y energía para resolver o emprender algo?
No hay hecho o acto de desacierto que no venga dado desde la visión parcial o perspectiva de la realidad errónea en el enfoque que nos lleva a tomar resoluciones incorrectas.
Los desaciertos siempre van ligados a la falta de empuje para ejecutarlos de forma adecuada, la inseguridad en la toma de decisiones que tomemos y las vacilaciones a modo de inseguridad y freno que tengamos.
Hagamos del ánimo en la consecución de las metas un empeño de energía e iniciativa ante cualquier disposición que realicemos con aptitud, habilidad y destreza. Alejados del desaliento, el derrotismo y el desanimo que nos conducen a la equivocación y el desacierto.
Los desaciertos siempre vienen dados por la falta de confianza. Una esperanza de indecisión en nosotros mismos que nos conlleva a la inseguridad y la fe propia ante toda decisión o determinación emprendida.
La determinación personal siempre es una decisión de arrojo, valor y voluntad necesaria para afrontar los problemas, adversidades y contrariedades que nos puedan surgir y que no nos hagan caer en el equívoco, el fallo y el desacierto.
La confianza ha de ser parte de nosotros mismos como acicate de seguridad y determinación frente a todo desafío, reto o ambición que anhelemos y deseemos.
Si la inseguridad personal es pieza fundamental de los desaciertos de la vida en todo ámbito que tomamos partido, debemos buscar en la firmeza como una voluntad inquebrantable de constancia en la realización de todo lo que pongamos en marcha que nos aleje de los desatinos, equivocaciones y desaciertos.
No hay motivo equivocado o desacierto que no venga condicionado por un principio, causa o razón determinada. Ante ello, hemos de buscar el efecto que puedan causar decisiones desafortunadas fruto de incertezas, inseguridades y falta de convicciones. Aquellas convicciones que deben ir determinadas desde el convencimiento, la evidencia y la seguridad. Verdaderos aliados de garantía y aval para que tengan un desenlace adecuado y positivo que nos den valor, valía y merito personal de capacidad y competencia como eficacia, aptitud y triunfo.
No caigamos en despropósitos equivocados e incoherencias de contradicción en lo que creemos y luchamos por alcanzar.
Los despropósitos son desaciertos de inseguridad y falta de valor ante los acontecimientos que debemos afrontar y las decisiones que debemos tomar.
Busquemos el valor como virtud propia de empuje y tesón que nos proporcione la energía y la fuerza ante las decisiones y resoluciones que tengamos que adoptar. La fuerza del esfuerzo, la energía de firmeza y el coraje a modo de ímpetu de decisión y valentía.
No hay peor desacierto en la vida que aquel que parte de la equivocación irreflexiva y que no busca la perspectiva y el enfoque de la realidad de los hechos. Con una actitud pasiva ante las determinaciones a tomar, y que no haga frente ante los desaciertos y los despropósitos que están faltos de determinación y suficiencia necesaria. Una suficiencia que se vuelve en incapacidad e insuficiencia cuando pierden su razón de ser por la inseguridad, falta de confianza, dudas e inseguridades.
Recobremos la creencia personal de seguridad, decisión y voluntad que nos dote de entereza y confianza. Una confianza en forma de ánimo, vigor y coraje ante las determinaciones a tomar que nos distancien de los desaciertos y nos acerquen al éxito y el triunfo en todo lo que deseemos culminar y conseguir. Es la mejor forma para alejarnos de las caídas, reveses y fracasos de la vida.
Ganemos la confianza en nosotros mismos como mejor aliado de firmeza, acierto y triunfo propio. Es nuestro camino hacia el éxito y la victoria personal y humana.

Acerca de Lorente Andía

Reflexiones y análisis sobre el pensamiento humano y nuestra sociedad.
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