¿Sueños o metas?

Cualquier persona en su quehacer diario se marca objetivos en lograr algo en la vida sean de la índole que sean. ¿Quién no tiene la esperanza de conseguir un reto, proyecto a emprender u anhelo a conseguir?
Un sueño (sea el que sea) siempre es un proyecto por comenzar y una ilusión, pero una meta continuamente es un objetivo a seguir meditado y planificado.
Las metas constantemente son propósitos a realizar desde la ambición, el anhelo y la aspiración para ir en su búsqueda.
Cuando hablamos de ¿sueños o metas? estamos ante el binomio de la quimera o la ambición. Quimera que muchas veces puede quedar en una ilusión, un simple anhelo o un ideal de sencilla creencia. Y cuando hablamos de la ambición estamos ante el afán por luchar, la pretensión por ir en búsqueda de una meta para que esta no quede en un simple deseo o sueño.
No podemos dejar los sueños que tengamos en una simple o posible realidad a alcanzar. Si es así, todas nuestras pretensiones quedaran en fantasía de una realidad no alcanzada, la frustración y el desengaño personal.
Cuando apostamos por las metas frente a los sueños estamos ante nuestra mejor versión personal que nos despierta la ilusión y nos promueve a la acción. Ilusión para que no sea una simple esperanza o creencia en conseguir algo. Y la acción donde ante cualquier actividad o logro podamos con nuestra fuerza y energía luchar y alcanzar lo que deseamos.
Si dejamos que los sueños personales que tengamos queden en un mero deseo frente a cualquier proyecto o aspiración solo nos llevara al desengaño. Desengaño entendido como decepción personal y frustración por no alcanzar lo deseado.
Muchas veces los sueños quedan en sueños debido a nuestra falta de confianza y la frustración por miedo a no poder alcanzarlos. Al revés que las metas que nos aportan estímulos positivos, alicientes y seguridad en nosotros mismos. Una seguridad personal que es un verdadero aliciente de determinación en nuestra vida y acciones diarias.
A menudo los sueños permanecen en simples ideales personales por nuestras indecisiones, inseguridades y desconfianzas. Indecisiones por nuestras dudas. Inseguridades por las incertidumbres ante cualquier reto que iniciemos. Y desconfianza por el miedo a fallar o equivocarnos.
Hagamos de las metas que ansiemos el mejor escudo frente a los frenos o las dubitaciones que tengamos para que no se convierten en una rémora infranqueable ante cualquier obstáculo o impedimento que se nos presente.
Afrontemos las metas que iniciemos como una verdadera oportunidad de desarrollo personal y crecimiento humano. Un estimulo ante las adversidades y dificultades de la vida que nos haga no decaer y seguir avanzando.
Veamos la disyuntiva ¿sueños o metas? como un espejo donde nos reflejemos ante la realidad de lo que puede ser o ante la realidad de lo que ha de ser. Por tal motivo, apostemos por las metas con ilusión y ambición que nos lleve al fin de nuestro destino deseado.
Ya que no hay final sin comienzo en la vida; hagamos de ese inicio en toda faceta que llevemos a la práctica nuestra razón de ser. Aquella que no quede en un simple querer, sino en un camino trazado, un destino marcado y un propósito a conseguir.
Apostemos por las metas que emprendamos como nuestra mejor causa a seguir para que los sueños no se conviertan en un lastre que nos inmovilice y nos frene en nuestras ambiciones en alcanzar nuestro fin u objetivo.
Sigamos hacia la meta.

Acerca de Lorente Andía

Reflexiones y análisis sobre el pensamiento humano y nuestra sociedad.
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