Una sociedad sin ética ni valores no puede progresar ni a nivel humano ni colectivo.
La perdida de valores, una falta de educación en la cultura del esfuerzo y el sacrificio, junto a la deshumanización de nuestra sociedad nos ha llevado a la crisis moral actual que atravesamos.
La solidaridad y la generosidad deben prevalecer como prioridad ante los más necesitados de nuestra sociedad.
La economía debe estar al servicio de las personas y no de los intereses de unos pocos para no caer en los errores que a día de hoy sufrimos y que están marcando nuestras vidas y la de las próximas generaciones.
Sólo desde la suma de esfuerzos conjuntos podremos conseguir la igualdad y hacer una sociedad de todos y para todos, del pueblo y para el pueblo, donde ganar libertad individual sea el principal objetivo.
En nuestra mano está luchar por conseguir objetivos y metas que den respuestas a las inquietudes y anhelos de futuro encaminados a mejorar nuestro avance social y humano.
La aportación de las ideas de los integrantes de una sociedad deben servir como: impulso, enriquecimiento, contribución de sus individuos e instrumento de transformación en el desarrollo de su mejora social, humana y solidaria al bien común.
Ética y sociedad
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