Estamos en un proceso de evolución tanto a nivel político, económico y social fruto de la actual crisis que estamos padeciendo. Las empresas no son ajenas a esta situación que ha abocado al cierre de muchas de ellas como consecuencia del momento en que nos encontramos. Este cierre masivo viene dado por empresas con estructuras inadecuadas faltas de previsión a medio y largo plazo en sus modelos y políticas de organización, producción, inversión e innovación en los tiempos de bonanza económica. A partir de aquí las empresas que están sobreviviendo a esta nueva coyuntura han de hacer un análisis en profundidad de la situación actual y real en que se encuentran haciendo los cambios oportunos y necesarios. Aplicando nuevas políticas de actuación y estrategias de marketing a medida de la idiosincrasia particular de cada una de ellas. Han de mejorar los procesos internos que incluyan una flexibilidad de los trabajadores tanto a nivel de rotación interna y movimiento transversal como forma de aprovechamiento de sus competencias cambiando y cubriendo necesidades. Es necesaria una apertura ante nuevos mercados que busquen la atracción de nuevos clientes y cambios de relación con ellos. Acompañada de una bidireccionalidad mutua de comunicación entre el cliente y la empresa. Hay que mejorar la sincronización interdepartamental de las estructuras de las empresas como modelo de calidad laboral. Se deben revisar los departamentos de ventas y conseguir una profesionalización de sus equipos comerciales que nos aporten una buena transmisión de imagen y marca de la empresa. Ante la situación actual y la gravedad económica del momento, los planes de choque y actuación que se realicen deben aprovechar al máximo los recursos tanto a nivel económico como de capital humano. El liderazgo y el talento en la empresa han de ser fuente de diferenciación ante los competidores en la búsqueda de oportunidades de mercado ante los nuevos tiempos y retos que debemos marcarnos en la búsqueda del éxito como empresa y organización.
Las empresas ante los nuevos retos de futuro
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Como bien dices, el pilar de las empresas es la calidad humana de la que disponen. En la situación actual, creo que la flexibilidad en la estructura organizacional de las empresas (ojo, no confundir con la flexibilidad laboral) es primordial a la hora de aumentar su competitividad en el mercado. Los recursos de los que dispone una empresa muchas veces suelen ser suficientes para cubrir necesidades de adaptación a nuevos requerimientos de mercado.
Creer, apoyar y formar a los empleados no deja de ser la estrategia más inteligente, eficaz y eficiente tanto a medio como a largo plazo para toda corporación que pretenda mantenerse al frente del cambio.