En cualquier ámbito y parcela de la vida guiar a un colectivo de personas nunca es una tarea fácil, pero hacerlo de forma firme, segura con principios y justa aún lo es menos.
A día de hoy, todo líder de una empresa, organización o partido político requiere de unos fundamentos humanos más allá de su propio cometido consustancial.
Es bien sabido que un líder es un guía que a través de su influencia en los demás ejerce unas habilidades de convicción y persuasión para inducir y lograr unos objetivos definidos de antemano.
¿Es importante la calidad humana de un líder? ¿La humildad es una virtud que ha de acompañar a un líder? ¿El carisma de un líder lo es todo para conseguir los objetivos y metas de un equipo humano? ¿La ética en las acciones de conducta y comportamiento son primordiales a modo de norma en los retos a alcanzar?
Una organización, empresa o partido político está constituido por un conjunto de personas dirigidas de forma coordinada por un responsable y unas normas adaptadas a una estrategia, plan o proyecto para conseguir un fin concreto. Sin embargo, la pregunta es: ¿Cómo ha de ser este responsable o líder?
Un líder ha de tener unas virtudes de reconocimiento alejadas de la arrogancia en el comportamiento ante sus subordinados. Donde la sencillez personal sea parte de su trato en el día a día; acompañadas de una templanza en sus decisiones que conlleven comprensión ante las dificultades que puedan surgir.
El líder ético es aquel que enjuicia y evalúa desde la justicia ecuánime. Examinando las actuaciones y problemas a partir de un aspecto conciliador y humano.
Ya que un líder es un guía u orientador; sus juicios y análisis a analizar han de ser objetivos e imparciales. Alejados de cualquier forma de prepotencia, altanería u orgullo.
La inteligencia, carisma y personalidad de un líder siempre han de estar alejadas de la medianía, la insignificancia y la mediocridad en sus acciones.
La ética es parte intrínseca del líder que busca en la humildad una virtud de moral sin importarle el reconocimiento de los demás, pero sabiendo ensalzar sus cualidades y capacidades.
La critica positiva, el análisis y la evaluación de los problemas sirven al líder ético como una herramienta a tener en cuenta para transformar las debilidades en fortalezas de su equipo humano.
La comprensión de los sentimientos y emociones de un líder son la base que refuerzan las capacidades de inteligencia para cualquier orientador que busque el crecimiento personal de su colectivo a guiar. Ahí radica su grandeza en saber juzgar las situaciones en su justa medida y en reprobar cuando sea necesario los comentarios negativos que afecten al grupo.
El líder ético debe examinar las deficiencias de su equipo humano con las misión de poder mejorarlas desde su análisis más justo y equitativo.
Templanza, humildad y sencillez parecen palabras en desuso aunque son vitales para tomar decisiones justas en momentos difíciles. Es en ese momento cuando se ve la grandeza de un líder, su personalidad, su magnetismo y convicción hacia los demás. Su encanto para persuadir y motivar en la consecución de los proyectos y metas.
No hay líder ético que no anteponga los intereses del grupo a sus intereses particulares; desterrando el egocentrismo en favor de la suma de voluntades individuales y en la persecución del todo (metas, culminación de proyectos, planes de actuación).
Los guías éticos tienen virtudes donde mostrar sus cualidades y competencias con las fuerza de la abnegación entregada al grupo humano y la integridad en sus comportamientos y decisiones que pongan en práctica.
Las decisiones a tomar siempre necesitan de audacia, valentía y valor para poder llevarlas a cabo en toda su integridad como mejor acierto.
La sinceridad en la estrategias a seguir son la mejor manera de trabajar en equipo cuando las opiniones diferentes aparecen. Una forma de acicate grupal para fortalecer las buenas ideas, despertar la creatividad y emplear las mejores estrategias posibles.
Ya que todo guía es un consejero y orientador, su comportamiento en sus formas de actuación y procederes son vitales ya que repercuten en la incidencia del grupo en su calidad humana y resolución de conflictos.
El líder ético actúa desde la sinceridad con la finalidad de compartir ideas (unas veces coincidentes o no) que converjan en puntos de vista que encajen con la fuerza de la eficacia y la finalidad del trabajo bien hecho como verdadera fuente de emanación de voluntades conjuntas.
El objetivo del líder ético es valorar la calidad humana del grupo a modo de distintivo de su carácter justo, honestidad e integridad personal.
El líder ético
Esta entrada fue publicada en Marketing y Empresa. Guarda el enlace permanente.