Cuando hablamos de regeneración política no lo podemos simplificar solo a la ética en la acción política y a las conductas reprobables, sino también a la regeneración política que debe empezar por la democracia interna de los partidos a través de sus bases y una apertura de los partidos políticos a la ciudadanía donde los electores puedan elegir a las personas y no las siglas en beneficio de la sociedad.
La corrupción política se ha de combatir mediante mecanismos de control: financiación de partidos, fundaciones y tipificación de delitos, además de ir acompañadas de actitudes valores y comportamientos ejemplarizantes. La política ha de ser una actividad de servicio público y no una profesión de carácter vitalicio.
En democracia la transparencia debe ser la carta de presentación de un político que genere credibilidad a la sociedad en la búsqueda de transformaciones colectivas que mejoren su calidad de vida como individuos. Por lo tanto es necesaria un a regeneración urgente de la política en beneficio de nuestra sociedad y nuestro sistema democrático.
Regeneración política
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